Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos – La ciencia, la familia y lo cósmico se fusionan en una aventura sólida que hace justicia

Luego de 10 años de espera, finalmente tenemos una película de Los Héroes del Edificio Baxter en la pantalla grande y aunque la versión del 2015 siga siendo una de las peores adaptaciones de cómics al cine de la historia, la del 2005 y 2007 de Tim Story siguen siendo hasta ahora una de las cintas más nostálgicas y que con el pasar del tiempo han tenido el cariño tanto de los fans viejos como los nuevos, a tal grado de emocionar a nuestro niño interior cada vez que las vemos.

Sin embargo, Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos llega como un soplo de aire fresco y una historia que más que mostrar poderes, se atreve a desnudar el alma de sus protagonistas ya que esta nueva producción no es solo otro reinicio más en el catálogo infinito del cine de superhéroes, sino un redescubrimiento, un llamado a sentir nuevamente esa chispa de magia que nace cuando la familia se enfrenta a lo imposible y aun así se mantiene unida.

Esta película es una danza delicada entre la épica y lo íntimo donde el caos cósmico se convierte en el escenario para los pequeños grandes milagros del amor, la duda y el sacrificio, aquí, los trajes brillantes y las batallas colosales son solo el marco para una historia que late con el miedo a perder lo más preciado, la incertidumbre de dar el primer paso hacia lo desconocido y la fuerza indomable de quienes deciden enfrentar el fin del mundo juntos.

La cinta humaniza el legado de esta familia, lo hace accesible y llena de vida porque es una invitación a mirar más allá del destello de los poderes y escuchar el latido imperfecto y valiente de una familia que entre poderes y dudas, aprende a ser héroes de verdad. En tiempos donde el cine puede perderse en efectos y explosiones, este largometraje nos recuerda porque seguimos creyendo en los superhéroes y porque al final del día, todos necesitamos a alguien que camine a nuestro lado en el primer paso hacia lo desconocido.

El filme se ambienta en la Tierra 828, una realidad retrofuturista inspirada en los cómics clásicos de los 60 donde los Cuatro Fantásticos ya son héroes consolidados, Reed Richards (Pedro Pascal) es la mente más brillante del planeta; Sue Storm (Vanessa Storm) el pilar emocional y fuerza invisible del grupo, Johnny Storm (Joseph Quinn), la antorcha rebelde con alma cálida y Ben Grimm (Ebon Moss Bachrach) el gigante de piedra con corazón más humano que cualquier otro.

Ellos, llevando 4 años juntos como una de las familias más queridas del Universo Marvel, tienen muy buena reputación en el mundo pero sus vidas cambian con la amenaza de Galactus (Ralph Ineson), el devorador de mundos y la llegada de una versión femenina de Silver Surfer (Julia Garner) que desatan una cuenta regresiva hacia la destrucción pero la mayor tensión no proviene del espacio, sino del vientre de Sue Storm centrado en el nacimiento de su hijo Franklin, quien podría significar la salvación o el desequilibrio total del universo.

Una de las mayores virtudes de la película reside en su guion ya que consigue algo sumamente difícil, hacer que una historia de orígenes en el mundo de los superhéroes no se sienta como una más y pese a tener un tercer acto algo predecible, acompañado de un ritmo desbalanceado en su segunda parte y el haber desaprovechado un poco a personajes secundarios como El Hombre Topo o incluso Silver Surfer, el panfleto afortunadamente construye una narrativa que introduce a la primera familia de Marvel con inteligencia y respeto, mediante una profunda humanidad que atraviesa cada una de sus líneas de diálogo.

El libreto no se limita a cumplir con el checklist del cine de superhéroes gracias a que en esta cinta, hay un esfuerzo genuino por presentar a Reed Richards, Sue Storm, Johnny Storm y Ben Grimm como seres humanos que enfrentan una transformación que va más allá de lo físico. La ciencia, los viajes espaciales y los poderes extraordinarios son parte del envoltorio pero el verdadero núcleo está en los conflictos internos como la responsabilidad, el sacrificio, el miedo al cambio y la reconstrucción de los lazos al enfrentar lo desconocido.

Dicho esto, el escrito articula estos temas con una estructura que pese a apostar por un ritmo más pausado en algunos tramos, permite desarrollar momentos de gran carga emocional ya que hay diálogos memorables que revelan vulnerabilidades sin caer en el melodrama y situaciones que logran conmover por la sinceridad de las reacciones, en especial la dinámica entre Reed y Ben, la cual se lleva algunos de los mejores momentos del guion por su amistad.

Otro de los aciertos es cómo se maneja el humor porque a diferencia de otras entregas del MCU donde los chistes pueden romper el tono o forzarse, aquí el humor brota con naturalidad, especialmente de las interacciones entre Johnny y los demás miembros del equipo ya que esto le da a la cinta una ligereza sin perder profundidad y permite que el guion se mueva entre registros emocionales diversos sin sentirse disonante.

Además, el enfoque en los “primeros pasos” no se limita a lo literal debido a que el guion usa esa idea como una metáfora constante hacia los primeros pasos del heroísmo, la unidad, el perdón y el autoconocimiento, de esa manera, Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos no solo se siente como un arranque narrativo para la saga, sino como una declaración emocional de intenciones y una carta de amor al potencial humano dentro de lo extraordinario.

Posteriormente, la película no solo funciona como una carta de presentación para una nueva era del equipo, también se convierte en una experiencia cinematográfica redonda que transita hábilmente entre la emoción contenida y el asombro visual ya que su propuesta es tan íntima como épica y tan humana como espectacular, haciendo que en ese equilibrio encuentre su identidad, apostando por una narrativa que no teme en pausar la acción para explorar los vínculos que unen a sus personajes.

Las secuencias de acción aunque no son numerosas debido a que el filme es mas como una aventura espacial, están coreografiadas con inteligencia y filmadas con una cámara que privilegia tanto el caos como el rostro humano detrás del poder ya que se sienten orgánicas, estilizadas y lo suficientemente contenidas como para no opacar el drama, en donde la dirección cinematográfica apuesta por una narrativa que respira y da espacio a la emoción sin perder el pulso heroico, siendo precisa, elegante y sin exceso que sabe explotar lo espectacular y cuándo detenerse en lo emocional.

Los efectos visuales y especiales son una auténtica joya porque no solo están al nivel de lo esperado en una superproducción de Marvel Studios cuando el estudio se lo propone, sino que además poseen una cualidad casi artística, desde las distorsiones del espacio hasta las mutaciones corporales, todo se percibe orgánico, detallado y con un estilo visual cohesivo, provocando que nada se sienta genérico o plástico y solo haya identidad, cuidado e intención detrás de cada efecto.

Luego, el diseño de producción construye un universo reconocible pero distinto debido a que las instalaciones, los laboratorios, los trajes y hasta el entorno alienígena tienen personalidad, equilibrio entre lo retro y lo futurista, además, la banda sonora de Michael Giacchino es simplemente épica y memorable, con momentos de intimidad y crescendos que retumban como latidos en los momentos clave, convirtiéndose en un personaje más que guía las emociones del espectador sin manipularlo.

La fotografía es sublime gracias a que juega con las luces y sombras para crear atmósferas de misterio e incluso reflejar sólidamente los estados anímicos, haciendo que surja una clara sensibilidad en la composición de los encuadres con planos cerrados que capturan miradas llenas de conflicto y tomas abiertas que hacen sentir la inmensidad del mundo en el que ahora viven los personajes, sin olvidar que el montaje por su parte, mantiene un equilibrio pulcro entre introspección y dinamismo, permitiendo que la trama fluya.

Y por supuesto, sería injusto no destacar las actuaciones de Vanessa Kirby como La Mujer Invisible y Joseph Quinn como La Antorcha Humana, quienes elevan la cinta en los momentos clave de la película, Kirby aporta una mezcla de fortaleza serena y vulnerabilidad conmovedora, entregando una Sue compleja, decidida y emocionalmente resonante mientras que Quinn es el corazón impulsivo del grupo, siendo carismático, enérgico y con una evolución sorprendentemente madura.

En definitiva, Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos es un latido renovado que prende la chispa que enciende el alma misma del universo Marvel, siendo un himno al poder de lo imperfecto, a la belleza que nace cuando lo extraordinario se entrelaza con lo cotidiano y a la magia de descubrir que más allá de los poderes y las batallas épicas, los verdaderos héroes son aquellos que caminan juntos con sus dudas y tropiezos al enfrentar sus miedos y aprendiendo a brillar incluso en la más profunda oscuridad, dándole un corazón vibrante y auténtico capaz de resonar con cualquier espectador.

Obviamente no es perfecta pero en su imperfección reside su mayor belleza, la de un arranque honesto y apasionado que nos invita a mirar más allá del espectáculo para descubrir el alma de sus personajes, una familia que tropieza, crece y se levanta con cada paso que da, convirtiéndose en la promesa de un viaje que apenas comienza donde lo fantástico se vuelve tangible y lo imposible, íntimo, haciendo que el filme nos regale una historia cercana, real, vital que marcará el ritmo de lo que está por venir en el UCM.

Y de esta manera, es que entramos eficazmente a Avengers: Doomsday con una base emocional sólida, personajes renovados que ya nos importan y una promesa narrativa que apunta hacia lo colosal ya que no se trata solo de una transición entre películas, sino de un puente cuidadosamente construido hacia la batalla más decisiva del universo Marvel, la cual nos pone con la emoción a tope. 


 

 

 

Calificación: 8.5/10 

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