All Born Screaming: La invasión sonora de St. Vincent que desafía todo


No todos los días un premio decide lo que escucho, de hecho, en la mayor parte de los casos no suelo dejarme llevar por la etiqueta dorada de los Grammys pero cuando me entere que un disco llamado All Born Screaming de St. Vincent se volvió noticia en el mundo de la música, me llamó la atención a tal grado de escucharlo para ver el porqué de su reconocimiento y de una manera imprescindible, me enamore de su universo sonoro el cual me fue imposible de olvidar.

Hasta ese momento St. Vincent era una artista que flotaba en mi radar sin aterrizar, sabía de su presencia en la industria, de su estilo camaleónico y de su estatus como una de las mentes más innovadoras del pop pero nunca tenía la intención de escuchar un disco suyo de principio a fin, así que este fue el primero y qué manera de empezar.

Lo que encontré no fue un álbum complaciente ni de fácil digestión, desde los primeros acordes All Born Screaming se sintió como un descenso controlado al caos, un lugar donde las guitarras distorsionadas y los sintetizadores abrasivos chocan con letras que parecen susurrar secretos a punto de explotar, pensaba que Annie Clark era pop pero al darle oportunidad a este material, me sorprendieron los elementos alternativos y rockeros que tenia.

En ese instante supe que estaba ante algo especial porque no era solo otro álbum ganador del Grammy, era una declaración de intenciones y una puerta de entrada a un mundo que hasta ahora había ignorado y vaya que me estaba perdiendo de algo porque en cualquier aspecto es una obra que brilla en su máximo esplendor

Es más, si All Born Screaming fuera una pintura sería como un lienzo desgarrado, cubierto de pinceladas violentas y colores intensos donde cada trazo desafía la armonía convencional. Desde el primer instante el álbum deja en claro que no busca ser fácil de escuchar, sino una experiencia inmersiva y abrasiva como un grito envuelto en distorsión.

St. Vincent juega con el sonido como un químico loco en su laboratorio, mezclando guitarras afiladas con sintetizadores que parecen salidos de una pesadilla industrial. La producción es sucia pero intencionalmente abstracta, con capas que chocan y se superponen para crear un efecto de caos controlado.

Hay momentos donde la música se siente claustrofóbica, casi opresiva y de pronto sin previo aviso todo se abre en pasajes melódicos que te dejan respirar solo para sumergirte nuevamente en la turbulencia. Es esa dualidad lo que lo hace tan fascinante. St. Vincent no solo compone canciones, construye atmósferas y diseña paisajes sonoros donde el ruido y la belleza coexisten en un equilibrio perfecto, haciendo que All Born Screaming sea un disco que se siente.

Las letras del disco no son simples palabras, son laberintos emocionales, gritos de socorro disfrazados de poesía e historias contadas por alguien que ya no teme a la oscuridad. St. Vincent no viene a consolarte, sino a deshacerte y a desafiarte a mirar hacia lo  más profundo que tú mismo prefieres ignorar, ya que cada canción es una confrontación con aquello que tememos ver.

En Flea por ejemplo, St. Vincent, grita ya que el tema se siente como una conversación rota entre la lucha interna y la resignación, un espacio donde la belleza se encuentra en la decadencia, siendo así un torrente de emociones que explota en el momento más inesperado, como una tormenta que se desata de la nada y te arrastra con ella, luego, Better Man es el alma desgarrada de la inseguridad y la frustración, es como una carta incendiaria a ese "mejor hombre" que nunca llega pero cuya sombra siempre acecha. La furia en sus palabras es desesperada, una danza entre la esperanza y la realidad de que las promesas siempre se rompen. 

Reckless tiene una intensidad melancólica, como si te estuvieras sumergiendo lentamente en una piscina de recuerdos. Aqu St. Vincent susurra pero cada palabra corta como una navaja, ya que habla de esa parte de nosotros que se entrega sin saber lo que realmente está en juego y de esos momentos donde perderse parece la única salida, además, Big Time Nothing es una joya nihilista del álbum como si te dijera: “todo lo que buscas, todo lo que temes, no significa nada”. La rabia que se esconde detrás de esas palabras se disfraza de indiferencia mientras que el sonido te arrastra en una espiral de distorsión, como si no hubiera una salida clara.

Hell is Near suena como una advertencia que te lleva al abismo, a ese lugar donde el fuego parece consumirlo todo. La letra es tan directa como el título, el infierno está cerca y no hay nada que podamos hacer para evitarlo pero St. Vincent no se limita a cantar sobre la caída, la convierte en un acto de catarsis y como si estuviéramos abrazando el caos y la destrucción con una sonrisa irónica. Violent Times es una de las joyas más cinematográficas del disco gracias a su atmósfera oscura y enrarecida que parece sacada de una película de cine negro con vibras que recuerdan a las cintas clásicas de Agente 007. 

Se puede hablar del resto del tracklist pero cada rola en All Born Screaming es un universo por sí misma ya que las letras no buscan respuestas, sino sensaciones y lo que St. Vincent realmente nos regala es el espacio para ser vulnerables pero también para quemarnos en el proceso.

Cuando St. Vincent se llevó los Grammys a casa por Mejor Álbum Alternativo y Mejor Performance de Música Alternativa fue un claro reconocimiento a su originalidad y audacia, la verdad es que no tuvo competencia en esas categorías. All Born Screaming redefinió lo que entendemos por música alternativa, demostrando que la innovación puede coexistir con la esencia más cruda del género.

Pero en Mejor Canción de Rock aunque Broken Man tiene mucha fuerza, yo estaba más inclinado hacia Dillema de Green Day o Dark Matter de Pearl Jam, dos veteranos con propuestas contundentes. Sin embargo, St. Vincent tiene una capacidad única de transformar lo alternativo y hacer de cada canción una obra maestra por lo que aunque mi voto personal iba hacia otra dirección, su victoria en esta categoría no es desapercibida. 

En definitiva, All Born Screaming es toda una revelación que te arrastra a un mundo de sonidos intensos y letras crudas que no te dejan indiferente ya que es una obra de arte que juega con la innovación y el riesgo, desafiando cada expectativa y llevando el concepto de lo alternativo a nuevas alturas y después de haberlo vivido de principio a fin, la pregunta que me surge es, ¿cómo podría no seguir explorando su música?

Este disco ha sido una puerta abierta a un universo sonoro fascinante y sé que hay mucho más por descubrir. All Born Screaming me ha dejado con la sensación de que cada uno de los álbumes anteriores de St. Vincent tiene su propio camino y quiero conocerlos, profundizar más en su evolución, sus experimentos y cómo ha jugado con su estilo a lo largo del tiempo porque en cuanto termine de explorar todo lo que All Born Screaming tiene para ofrecer, no puedo evitar querer escuchar su discografía pero sobre todo saber hacia dónde me llevará el próximo paso de St. Vincent.

Por ultimo y no menos importante, All Born Screaming tiene una versión en español y el resultado es simplemente increíble. No es solo una traducción cualquiera, sino una interpretación que mantiene la esencia oscura y envolvente del álbum pero con una adaptación tan bien lograda que hasta merece respeto. La intensidad sigue ahí, la emoción se siente igual de cruda y la voz de Annie Clark suena tan hipnótica como siempre pero ahora en un idioma que le da otro matiz completamente distinto, nunca pensé que algo así funcionaría tan bien pero aquí estamos, sorprendidos y admirando el resultado que tiene este material en sus respectivas versiones.

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