En
un mundo cinematográfico dominado por superproducciones llenas de efectos
especiales, narrativas complejas y giros argumentales que intentan sorprender a
toda costa, Amenaza en el Aire llega como una ráfaga de viento helado que te
sacude sin pedir permiso. Dirigida por Mel Gibson, el cual regresa a la silla
de director después de 8 años, ofrece una película que no reinventa el thriller ni
lo lleva a alturas nunca antes exploradas pero su ambición de rescatar ese cine
de los 90 donde la tensión y el entretenimiento iban de la mano, a lado de historias
que se contaban con sencillez para mantenerte al borde del asiento, logra que sea
pasable.
Podríamos
describir a Amenaza en el Aire como ese vuelo corto que tomas sin muchas
expectativas, sabes que no será una experiencia transformadora pero te lleva a
tu destino de manera eficiente y si tienes suerte, hasta te entretiene por el
camino. ¿Es perfecta? Por supuesto que no. ¿Cumple su propósito? Si y a veces para lo que el filme ofrece, pues eso es suficiente.
Imagina
esto, estás a bordo de una pequeña avioneta volando sobre las imponentes
montañas de Alaska. El paisaje es majestuoso pero también despiadado, ya que a 3000
metros de altura, el frío es intenso, el silencio es inquietante y la sensación
de estar completamente aislado del mundo es abrumadora. Ahora, añade a esa
ecuación a tres personas cuyas vidas están a punto de chocar de la manera más
explosiva posible.
Mark
Wahlberg interpreta a un piloto con un pasado misterioso, encargado de transportar
a una teniente general (Michelle Dockery) y a un testigo clave (Topher Grace)
que debe declarar en un juicio contra la mafia. Lo que comienza como un viaje
rutinario pronto se convierte en una pesadilla claustrofóbica en donde los
secretos comienzan a salir a la luz, las máscaras caen y queda claro que no
todos a bordo son quienes aparentan ser.
La
tensión aumenta con cada minuto que pasa. La mafia está al acecho y cualquier
intento de escapar es imposible. En un espacio reducido y con la presión aumentando
la desconfianza se apodera de los pasajeros. ¿Quién está de tu lado? ¿Quién te
apuñalará por la espalda? Y lo más importante, ¿llegarán vivos a su destino?
Bueno,
este largometraje en muchos sentidos es un viaje nostálgico, no pretende ser
revolucionaria pero si recordarnos por qué amábamos los thrillers de los 90, aquellos
filmes donde la tensión se construía a través de diálogos correctos, personajes
sólidos y una atmósfera que te envolvía sin necesidad de explosiones cada cinco
minutos.
El
guion arranca con una premisa intrigante, siendo un vuelo en el que nada es lo
que parece. Los primeros actos están cargados de suspenso y con una tensión que
se palpa en el aire, sin embargo, a medida que la cinta avanza, la trama se
vuelve muy predecible. Los giros que esperas no son sorprendentes y el
desenlace, aunque funcional, carece del impacto que podría haber tenido, es
como si la película después de un despegue emocionante, decidiera volar en
piloto automático hasta el aterrizaje.
Pero
al menos no todo son malas noticias. Mel Gibson demuestra una vez más que es un
director competente, capaz de manejar el ritmo y la intriga con soltura. La
atmósfera claustrofóbica de la cabina de la avioneta es uno de los mayores
aciertos de la película, ya que la cámara se mueve con precisión para capturar
cada mirada de desconfianza y gesto de tensión, en donde a fotografía, aunque
no sea perfecta, contribuye a crear esa sensación de inminente peligro junto a
un montaje que mantiene la fluidez sin caer en la monotonía
Sin
embargo, la acción no alcanza a ser memorable y algunos efectos visuales
resultan discordantes, como si la película intentara más de lo que su presupuesto
o enfoque permitían pro uno de los puntos positivos que tiene esta producción
es Mark Wahlberg, quien al ser conocido por sus roles de héroe o antihéroe, decide
salirse de su zona de confort para interpretar a un villano astuto y
manipulador.

No
es el antagonista físicamente intimidante al que estamos acostumbrados pero su
presencia es igual de poderosa, ya que Wahlberg se apoya en sus diálogos y en
su capacidad para jugar con las mentes de sus víctimas, creando un personaje
que es tanto fascinante como aterrador, además, Michelle Dockery y Topher Grace
cumplen con su papel de manera eficiente. Dockery aporta la seriedad y la
determinación necesaria para su personaje, mientras que Grace añade un toque de
vulnerabilidad que contrasta con la intensidad de Wahlberg. Juntos, forman un
trío que mantiene la historia en movimiento, incluso cuando el guion flaquea.
En
definitiva, Amenaza en el Aire no es una turbulencia intensa ni un aterrizaje
forzoso, es ese vuelo corto y seguro que te lleva del punto A al B sin
sobresaltos que entretiene y olvidarás apenas pongas los pies en tierra, es
ideal para pasar el rato pero sin esperar una experiencia de primera clase
Si
buscas una película que te haga reflexionar profundamente o que te deje con la
boca abierta por sus giros inesperados, este no es tu filme pero si lo que
quieres es pasar un rato entretenido, con una dosis saludable de suspenso y un
elenco que sabe lo que hace, entonces es una opción más que válida.
Calificación
7/10
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