Cada banda tiene un punto de quiebre y
un momento donde deben decidir entre seguir explorando nuevas direcciones o
redescubrir la chispa que los hizo grandes. Detox no es un simple regreso a los
orígenes de One Ok Rock, sino una destilación de todo lo que los ha convertido
en un referente del rock japonés.
Siendo su décimo álbum de estudio en
donde la agrupación lleva casi un total de 20 años dentro de la industria musical,
¿aún pueden sorprendernos? La respuesta es un rotundo sí porque al tener una
energía demoledora y ejecución impecable, este disco no solo revive la fiereza
de sus mejores épocas, la potencia con una madurez que solo se consigue con el
tiempo y la experiencia, además, si Luxury Disease ya representaba un gran avance
respecto a Eye of the Storm, Detox lo supera con creces, consolidándose como
uno de los trabajos más sólidos de la banda.

Luego de dos años y medio de espera, One
Ok Rock logra superar sus propios estándares con un álbum que encapsula la
esencia más pura de la banda fusionando la agresividad de Jinsei Kimi Boku Wa y
la contundencia melódica de 35xxxv. Este no es solo un disco más en su
trayectoria, es una declaración de intenciones, un recordatorio de que incluso
después de más de una década de evolución, siguen dominando el rock con la
misma pasión y energía que los hizo destacar desde el principio.
Desde el primer golpe de batería,
Detox nos arrastra sin piedad con un tracklist de lujo empezando con Nasty, una
rola que tiene un estallido de furia, actitud y rebeldía imposible de ignorar
con un coro explosivo. Es un tema diseñado para incendiar escenarios con un
ritmo frenético que convierte cada acorde en dinamita pura, luego, la energía
no baja con Delusion: All, una canción que combina riffs demoledores con una
crítica social mordaz que nos lleva a un camino donde la frustración y realidad
chocan de frente, además, Puppets Can’t Control You sigue la misma línea, un
tema que exuda resistencia al ofrecer un mensaje poderoso que se siente como un
desafío a cualquier figura de autoridad.
Luego viene Party’s Over, un tema que más
que invitarnos a la confrontación, nos recuerda a la fugacidad del tiempo y el
desgaste emocional de las relaciones rotas pero en C.U.R.I.O.S.I.T.Y es donde
la banda se atreve a ir más allá del límite, añadiendo una sólida colaboración con
Chico Carlito y Paledusk que eleva la brutalidad del track a niveles explosivos
gracias a su combinación de rap y metal en un torbellino de emociones que
representa a la perfección el espíritu innovador de One Ok Rock.

Sin embargo, Detox no es solo un álbum
de rabia y distorsión, a mitad del camino la banda nos ofrece cambios de ritmo
magistrales, por ejemplo,Tropical Therapy es un respiro entre la tormenta, una
canción que nos transporta a un lugar de calma sin abandonar la esencia rockera
del disco, su estribillo pegajoso y melodía envolvente nos invitan a escapar
del caos para buscar refugio en un paraíso sonoro, después, Dystopia refuerza
esta idea explorando la dualidad entre la desesperanza y la búsqueda de algo
mejor bajo un concepto que resuena profundamente en un mundo cada vez más
incierto.
El viaje introspectivo continúa con
+Matter, una rola cargada de significado que nos recuerda la importancia de la
conexión humana con un coro simple pero poderoso, el cual inicia con una pregunta
(¿”Do I matter to you?”) para luego responderla facilmente (“You matter to me”).
Enseguida llega el golpe emocional de Tiny Pieces y This Can’t Be Us, dos
canciones que encapsulan la melancolía y el peso de los recuerdos gracias a sus
dolorosas letras, melodías desgarradoras y la interpretación sublime de
Takahiro Moriuchi en el micrófono.
Y justo cuando parece que el álbum no
puede dejarnos más en shock, The Pilot aterriza como un cierre monumental al
ser el epílogo perfecto para Detox, una canción que parece como si Gravity (ultimo track de Luxury Disease) tuviera un hermano gemelo precisamente al tener el mismo sentimiento de melancolía que la hace sonar emocional pero aquí, el cierre que se le da al nuevo material encapsula la fragilidad,
resistencia y belleza del caos interno para darnos una maravillosa ejecución. "I'm broken still but I'm not
broken down", canta Moriuchi y con esa línea One Ok Rock deja en claro que
este disco es más que un regreso a sus raíces, es una evolución, una purga y un
renacer.

Musicalmente brilla en cada aspecto,
los riffs de Toru Yamashita son un diamante en bruto, los cuales son intensos,
pegajosos y meticulosamente elaborados, demostrando que sigue siendo uno de los
guitarristas más creativos del rock japonés, Takahiro Moriuchi por su parte
lleva su voz a nuevas alturas, oscilando entre gritos desgarradores y notas
melódicas con una facilidad impresionante.
La batería de Tomoya es pura precisión
y dinamismo, una tormenta de golpes calculados que marcan el pulso del álbum
con una intensidad avasalladora. Cada golpe de tarola y bombo resuena con una
intención clara, empujar la música hacia adelante con una energía arrolladora.
Mientras tanto, el bajo de Ryota se convierte en la columna vertebral del
sonido de la banda, creando un cimiento sólido que dota a cada canción de una
profundidad envolvente, todos los integrantes de la banda no solo refuerzan la
identidad sonora de One Ok Rock, demuestran una base rítmica, creativa y
original bien ejecutada que es tan poderosa.
Con base en la producción del disco,
es impecable ya que cada canción suena de una forma masiva, envolvente y
poderosa, haciendo de este material una experiencia inmersiva de principio a
fin. Cada detalle está meticulosamente trabajado, desde la profundidad del bajo
hasta la nitidez de las guitarras, logrando un equilibrio perfecto entre
crudeza y sofisticación. La mezcla y masterización permiten que cada
instrumento resuene con claridad sin perder la energía desenfrenada que caracteriza
a la banda, convirtiendo cada escucha en un viaje sonoro donde la emoción y la
intensidad nunca disminuyen.

En definitiva, Detox se erige como uno
de los cinco mejores discos en la historia de One Ok Rock que se convierte en una
declaración de poder absoluto. Cada segundo de espera fue un latido contenido
antes de la explosión, un recordatorio de que esta banda no conoce límites, no
se conforma, no deja de reinventarse y sigue en la cima al no temer del vértigo
de la evolución porque su esencia no se diluye, se fortalece con cada acorde,
verso y cuando se trata de hacer música que se graba en la piel y sacude el
alma, la banda demuestra una vez más que es simplemente imparable.
Personalmente me voló la cabeza y es de esos discos que te atraviesan por completo, sin duda se aventaron una obra que se siente como un golpe directo al pecho, con una energía brutal y una ejecución impecable. Me encanta cómo logran evolucionar sin perder su esencia, manteniendo esa intensidad que siempre los ha caracterizado, ya que cada canción tiene algo que atrapa, que te deja con ganas de más y al final, solo puedo decir que este disco reafirma por qué sigo a la banda y por qué después de tantos años me siguen emocionando como el primer día que los escuche durante mis días de secundaria.
Por ultimo y no menos importante, One Ok Rock a partir del mes de abril comenzara el Detox Tour para promocionar su nuevo álbum en varios países, siendo México uno de ellos en donde la banda se presentara en el Pepsi Center WTC de la Ciudad de México y en el festival Tecate Pa´l Norte de Monterrey para después, viajar a Argentina, Chile, Brasil, Perú, Estados Unidos, Canadá y posteriormente Japón.
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