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Luego
de haber salido del cine tras ver Better Man, algo dentro de mi despertó una
cosa que nunca antes había considerado, tener verdadera curiosidad por la
música de Robbie Williams ya que hasta ese momento, él para mí era solo un nombre
enorme del pop británico que siempre estuvo ahí, flotando en el imaginario
colectivo con algunos hits imposibles de ignorar como Angels, Rock DJ y Feel,
clásicos de radio e himnos de una generación que solo conocía pero más allá de
esas canciones sueltas, nunca me había detenido a explorar su discografía de
verdad.
Better
Man me hizo darme cuenta de que Robbie no era solo un tipo carismático con hits
pegajosos. Había una historia ahí, un conflicto, un artista atrapado entre la
euforia del estrellato y el peso de su propia mente. Así que con la emoción aún
fresca decidí hacer lo que nunca antes había hecho, sumergirme en su música
para escuchar sus discos como si estuviera descubriendo a un artista completamente
nuevo.
Escuche
sus primeros cinco álbumes una vez estando en casa, acostado en la cama y con
los audífonos puestos para averiguar la magia de esta estrella, al irlos oyendo
uno por uno me di cuenta que tres materiales habían llamado mucho mi atención,
Life Thru Lens, Sing When You´re Winning y Escapology, escoger solo una obra
para este artículo me resulto difícil y después de pensarlo mucho, me decidí
por Escapology.
Al
estar escuchando ese disco varias veces, me di cuenta que a diferencia de sus
otros álbumes (ósea, los que puede oír), este no sonaba como un simple compilado
de éxitos comerciales, sino una confesión brutalmente honesta disfrazada de
espectáculo, ya que era el sonido de un hombre en conflicto consigo mismo, de
alguien que lo tenía todo y aun así no encontraba la paz.
Cada
canción era un reflejo de esa dualidad. Come Undone destilaba autodestrucción
con una crudeza impactante, Monsoon era una montaña rusa de emociones, Love
Somebody tenía la esencia de un Robbie que anhelaba conexión en medio del caos
y por supuesto, Feel, que ya conocía pero que ahora con todo este contexto,
cobraba un nuevo significado.
Más
que un álbum, Escapology se sentía como una despedida y carta de un hombre que
estaba listo para dejar atrás la versión de sí mismo que el mundo había
construido. Fue su último disco con la disquera de EMI y en cada rincón se percibe
la sensación de ruptura y de querer escapar de su propia sombra.
Pero
lo más curioso de todo es que a pesar de la melancolía que lo atraviesa,
Escapology no se siente como un disco triste, ya que es brillante,
grandilocuente, arrogante y vulnerable al mismo tiempo. Es el equilibrio
perfecto entre el showman, el ser humano y quizá por eso de todo lo que escuché
de Robbie Williams, este álbum terminó siendo el que más me agrado.
Más
de veinte años después de su lanzamiento la pregunta sigue en el aire. ¿Es
Escapology su mejor obra o solo el reflejo de una época turbulenta? Tal vez ambas
cosas pero lo que sí tengo claro es que sin esperarlo, me encontré con un álbum
que encapsula a la perfección la esencia de un artista que nunca ha dejado de
huir de sí mismo y a veces en esa huida es donde nacen las mejores historias.
La Encrucijada de Robbie
Williams
Para
entender Escapology, hay que tener en cuenta sobre dónde estaba parado Robbie Williams
en 2002. A simple vista lo tenía todo: una carrera en la cima, estadios llenos,
éxitos en las listas y el estatus de la estrella pop británica más grande de su
generación pero detrás del brillo del espectáculo había una tormenta en su
cabeza.
Este
álbum no fue solo su quinto trabajo en solitario, sino su despedida de EMI, el
sello que había moldeado su carrera tras su salida de Take That. Robbie había
firmado el contrato discográfico más grande en la historia de la música
británica en ese momento, 80 millones de libras pero la cifra astronómica no le
dio la libertad que esperaba. Seguía sintiendo que era una pieza dentro de un
engranaje más grande, un artista atrapado en el juego de la industria en donde
sabía que su próximo movimiento debía ser más que un éxito comercial, tenía que
ser un manifiesto personal y declaración de independencia.
Dicho
esto es cuando nace Escapology, un álbum que encapsula a un Robbie Williams en
plena encrucijada. Ya no era el chico rebelde que se quería sacudir el fantasma
de su boyband, ni tampoco el ídolo confiado que dominaba los charts con
facilidad, era un hombre que pese a la fama y la fortuna seguía sintiéndose
prisionero de su propia mente. La ironía es que mientras él intentaba huir de
todo lo que lo rodeaba su música se volvió más personal que nunca.
Escapology
es un material que suena a alguien que está listo para soltar todo pero que al
mismo tiempo no sabe cómo hacerlo. Es el sonido de la lucha interna entre el
ego y la vulnerabilidad, entre la necesidad de ser amado y el miedo a la
exposición, quizá por eso es tan fascinante porque en su intento de escapar,
Robbie terminó dejando una de las piezas más crudas y auténticas de su carrera
musical.
Entre el espectáculo y
la revelación
Si
algo hace especial a Escapology es su capacidad para equilibrar lo grandilocuente
con lo íntimo y lo extravagante con lo melancólico. Es un disco que no sigue
una línea recta, sino que salta entre géneros, emociones y estados de ánimo
como si reflejara el caos interno de Robbie Williams en ese momento, lo cual lo
hace interesante.
A
diferencia de sus trabajos anteriores donde el pop y la influencia del britpop
marcaban la pauta, aquí hay una exploración más ambiciosa, por ejemplo, el peso
del rock se siente en tracks como Song 3 y Cursed, las cuales tienen guitarras
vibrantes y un aire de rebeldía, luego, hay momentos de puro espectáculo pop en
temas como Hot Fudge donde Robbie juega con su carisma habitual pero también
hay fuerte presencia de baladas introspectivas como Come Undone y Feel, donde
la vulnerabilidad es el centro de todo, además, de que estas canciones destacan
por la crudeza emocional que transmiten en cada verso.
Otro
punto importante es que la producción del álbum refuerza esa dualidad de la que
Williams nunca ha podido escapar, por un lado tenemos arreglos ambiciosos,
coros épicos y momentos en los que parece estar cantando para un estadio lleno
pero por otro hay espacios donde su voz suena cruda, casi quebrada, como si
estuviera hablándole solo a sí mismo. En temas como Love Somebody y Nan’s Song
la instrumentación se despoja de artificios y deja que la emoción hable por sí
sola.
Además,
el álbum muestra una evolución en su identidad musical, si bien Escapology aún
conserva el ADN pop que definió su carrera pero también deja ver una
inclinación más marcada hacia el rock, el soft rock y hasta el swing en ciertos
momentos. Es un trabajo que no teme jugar con distintos estilos, aunque siempre
con un hilo conductor, el cual es la constante lucha interna entre el hombre y
la estrella y entre la necesidad de reconocimiento y deseo de escapar.
En
última instancia Escapology es el sonido de alguien que quiere seguir siendo el
centro de atención pero que al mismo tiempo anhela desaparecer. Es un disco que
no teme mezclar arrogancia con desesperación y esa combinación lo hace único
dentro de su discografía ya es la radiografía de un artista que está en guerra
con su propia identidad y quizás su disco más humano hasta la fecha.
Las Confesiones de
Escapology
Si
la música de Escapology es un reflejo del caos interno de Robbie Williams, sus
letras son la confesión más sincera de su carrera. Aquí no hay filtros ni
metáforas enredadas porque cada canción es un vistazo directo a su mente donde
la arrogancia convive con la inseguridad, la euforia con la desesperación y la
fama con la sensación de estar completamente solo.
Desde
el inicio del disco Williams deja en claro que este no es un álbum convencional.
Feel, su himno más personal abre con una línea que lo dice todo, “I just wanna
feel real love, feel the home that I live in”. No es solo una canción sobre
anhelar amor, es el grito de alguien que a pesar de tenerlo todo sigue
sintiéndose vacío. Este mismo sentimiento se replica en Come Undone donde su
estilo de vida hedonista choca con su necesidad de algo más profundo. “So
unimpressed but so in awe” es una frase que resume su dualidad, un hombre que
lo ha visto todo pero que sigue sintiéndose insatisfecho.
Pero
Escapology no es solo una obra de autocompasión. También hay momentos donde
Williams abraza su personaje más carismático y sarcástico, por ejemplo, en Hot
Fudge su actitud de estrella de rock brilla con descaro, mientras que en
Handsome Man se burla de su propia imagen con líneas como “I know you wanna
punch me in the nose”, como si estuviera desafiando al mundo con una sonrisa
cínica.
Sin
embargo, es en las canciones más personales donde el álbum realmente muestra su
corazón. Nan’s Song, dedicada a su abuela fallecida es un cierre honesto y
vulnerable, alejado de cualquier artificio. Es una despedida serena, sincera y un
contraste total con el resto del disco, además, Love Somebody y Sexed Up siguen
esa misma línea de introspección pero demostrando que detrás del espectáculo,
Williams es alguien que busca desesperadamente un propósito.
Las
letras de Escapology son la carta de un hombre que se siente atrapado en su
propia vida. Es un álbum que habla de la fama, de lo que se esconde detrás de
ella, del miedo a no ser suficiente, la lucha contra uno mismo y la eterna
pregunta de qué sigue cuando ya lo tienes todo. Williams nunca ha sido tan transparente
como en este disco y quizá por eso sigue siendo su trabajo más honesto y
memorable.
El desastre maravilloso
convertido en diamante en bruto
Cuando
vi Better Man no solo me encontré con una buena película, sino con un Robbie
Williams que iba mucho más allá de la imagen que tenía de él. Hasta ese momento
y como lo die en un principio, solo conocía algunas de sus canciones más
populares, siendo esas Angels, Rock DJ, Feel y aunque las disfrutaba, nunca me
había tomado el tiempo de escuchar varios de sus discos completos.
Fue
por curiosidad que decidí sumergirme en su discografía y sin esperarlo terminé
topándome con una obra que me atrapó por completo. Escapology no solo me
pareció su mejor trabajo, sino el álbum que mejor encapsula su esencia de ser
excesivo, brillante, descarado y al mismo tiempo terriblemente humano.
Lo
que hace que Escapology sea un disco tan especial es que no es un álbum hecho
para complacer, no busca seguir una fórmula ni adaptarse a un molde. Es Robbie
en su punto más alto de fama pero también en su momento más conflictivo al ser
el grito de alguien que lo ha conquistado todo pero que sigue sintiendo un
vacío.
A
lo largo del álbum hay momentos en los que el ego se desborda sin vergüenza como
en Handsome Man o Hot Fudge y en otros en los que la máscara se cae por completo dejando
al descubierto una vulnerabilidad cruda, poniendo de ejemplos a Come Undone y Feel. Es un disco
que se mueve entre la arrogancia de una estrella y la desesperación de alguien
que no sabe si realmente quiere serlo.
Musicalmente
es una mezcla de pop, rock, baladas y una pizca de todo lo que a Robbie le dio
la gana hacer. Escapology no sigue una estructura rígida y esa es su mayor
fortaleza porque no es un álbum homogéneo ni predecible, es un collage de
emociones e influencias que de alguna manera terminan funcionando en perfecta
armonía.
Es
un trabajo que se siente personal incluso en sus momentos más grandilocuentes
porque cada canción tiene un pedazo de Robbie dentro de ella. Hay sarcasmo, desahogo,
confesiones que no se disimulan y todo está envuelto en una producción
ambiciosa que no deja espacio para lo genérico.
Pero
lo que realmente lo convierte en su mejor obra es su autenticidad, no es un
disco diseñado para encajar en el mercado, sino un testimonio de quién era
Robbie en ese preciso momento de su vida, siendo ese el verdadero valor de
Escapology, el cual es ser una ventana a la mente de un artista en pleno
conflicto consigo mismo.
Después
de escucharlo varias veces no tengo dudas, este es su mejor disco, no porque
sea perfecto, sino precisamente porque no lo es. Es excesivo, honesto, caótico
y a veces incluso contradictorio pero siempre emocionante. Escapology es Robbie
Williams en su estado más puro, sin filtros ni restricciones y por eso es que
la considero como su obra maestra.
Conclusión
Al
final, Escapology es el reflejo de un artista que en su mejor momento decidió
ser absolutamente honesto consigo mismo y con su público. Es un viaje emocional
de esos que no tienen miedo de mostrar las cicatrices, de tocar las luces y las
sombras de su ser. A través de sus altibajos Robbie Williams nos lleva de la
mano sin adornos, sin filtros y nos deja ver quién es realmente en la forma tan abierta y cruda con la que se
enfrenta a sus propias contradicciones.
Es
un álbum que encapsula el caos de la fama, la soledad del éxito y la lucha
interna que muchas veces queda oculta tras una imagen pública. Escapology es el
testamento de una época, una de esas joyas que a veces se subestiman porque no
encajan con lo que se espera pero que con el tiempo se reconoce como lo que es,
un excelente material.
Lo
que más valoro de este álbum es su autenticidad. No es un disco que busque
gustar ni seguir tendencias. Escapology es Robbie en su estado más puro, sin
adornos y sin miedo a mostrar su caos interno, ya que es como si al final
Robbie Williams hubiera decidido quitarse la máscara y dejarse llevar por su
verdadero yo y eso para mí, lo convierte en el mejor álbum de su carrera.
Si
algo tengo claro es que Escapology es un clásico, uno de esos discos que no
envejece, sino que sigue resonando y cuando todo se dice y se hace, uno no
puede evitar pensar que este es el verdadero Robbie Williams, complejo,
brillante, imperfecto pero sobre todo, increíblemente humano.
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