Blancanieves: El reflejo distorsionado de un clásico que no tiene magia

 

Disney ha convertido la nostalgia en su mina de oro, extrayendo y reciclando sus propios clásicos con la esperanza de seguir explotando al público pero en algún punto de este proceso la esencia se perdió con Blancanieves. La joya que inició la era dorada de la animación ha sido reducida a una sombra irreconocible de lo que alguna vez fue ya que más allá de polémicas externas o discursos ideológicos, la verdadera pregunta es, ¿es una buena película? la respuesta es un rotundo no.

Este live action no solo fracasa como adaptación, sino que también se siente como un cascarón vacío, un producto fabricado sin amor, sin propósito y sobre todo, sin alma ya que no es una nueva visión ni un homenaje, sino una reinterpretación forzada que carece de la chispa y el encanto del clásico, el cual se percibe como una obligación más que como una obra con identidad propia, despojando a la historia de toda su magia y reemplazándola con un espectáculo genérico, carente de emoción y completamente olvidable.

Desde el primer acto la historia se siente apresurada, sin dejar respirar a los personajes ni construir una narrativa envolvente pero lo más grave es el desastre que es el guion, ósea, cada número musical no solo está mal integrado en la historia, sino que se vuelve una experiencia frustrante porque las canciones, lejos de ser memorables parecen un trámite que interrumpe la ya de por sí tambaleante trama.

Y luego están las inconsistencias, por ejemplo, la famosa frase del espejo que empieza "Espejito, espejito, dime quién realmente es la más hermosa" no solo suena innecesariamente rebuscada, sino que también evidencia una falla fundamental, la Reina Malvada es objetivamente más hermosa que Blancanieves. Este simple error rompe completamente el conflicto central de la historia ya que si la villana es más carismática, elegante y visualmente impactante que la protagonista, entonces la base del cuento se desmorona, eso sin mencionar la ridiculización del príncipe que pasa de ser un personaje romántico y noble a una caricatura sin propósito dentro de la historia.

Si había una oportunidad para que este live action destacara, era en su apartado visual pero ni siquiera ahí logra brillar, los efectos especiales parecen sacados de una inteligencia artificial en su fase experimental porque los animales se ven falsos, los siete enanos lucen espantosos y el mundo en el que se desarrolla la historia carece de autenticidad, haciendo que el CGI sea tan evidente que en ningún momento logra generar la sensación de estar en un cuento de hadas.

La dirección de Marc Webb es tan intrascendente que cualquier otro nombre en la silla del director habría dado el mismo resultado ya que no hay identidad, no hay una visión artística clara, solo un cumplimiento de checklist para asegurar que la película pueda ser vendida como un "evento cinematográfico". Es cierto que la fotografía, el montaje y los vestuarios son aceptables pero cuando el resto de los elementos se caen a pedazos, estos aspectos terminan siendo poco más que un adorno.

Luego, Rachel Zegler tiene talento para el canto y eso es innegable pero su interpretación de Blancanieves es completamente olvidable porque su presencia en pantalla carece de la ternura y encanto que hacían de la versión animada un referente, no hay una conexión con el personaje ni una evolución que haga que el público se interese por su destino ya que Blancanieves además de plana, se siente como una pieza más del decorado en lugar de la protagonista de su propia historia.

Curiosamente, lo mejor del elenco es Gal Gadot como la Reina Malvada, a pesar de que su canto deja mucho que desear y lo fuertemente que su carrera artística ha sido criticada, en el filme al menos se esfuerza por darle algo de fuerza a su personaje ya que además de tener paneles que le favorecen, su interpretación evita que la película sea completamente irrelevante, aunque no sea suficiente para salvarla.

Al final el mayor problema de Blancanieves es que nunca justifica su existencia, no aporta nada nuevo, no respeta la esencia de la historia original y ni siquiera se toma el tiempo para construir un relato sólido ya que es un reflejo distorsionado de la película que lo inició todo, un eco vacío que solo resalta la falta de creatividad de Disney en esta era de remakes innecesarios, el cual nos da a entender que algunos clasicos animados deben de permanecer como están y no ser llevados a la pantalla grande, además, no solo la versión de 1937 seguirá siendo la mejor, sino que otras cintas como Blancanieves y El Cazador y Espejito, Espejito serán todavía mucho mejor posicionadas que este live action mediocre.

En definitiva, Blancanieves es un remake fallido y la prueba de que Disney ha perdido el rumbo, transformando la magia en un proceso mecánico sin alma ya que en lugar de capturar el encanto del clásico, lo despoja de su esencia y lo reemplaza con una versión diluida, sin identidad ni propósito. Es como morder una manzana hermosa por fuera solo para descubrir que por dentro está hueca, tal vez los más pequeños encuentren algo de entretenimiento en su brillo superficial pero para quienes conocemos la historia original, esta película no es más que una sombra borrosa de un cuento que nunca necesitó ser contado de nuevo.

 

 

 

Calificación: 5/10

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