The Electric State: El blockbuster que juega a lo grande pero piensa en chiquito

Con 320 millones de dólares se pueden comprar muchas cosas como por ejemplo, efectos visuales de primer nivel, un casting de lujo, un mundo distópico con IA descontrolada pero nunca se podrá adquirir una historia con ambición. The Electric State es la nueva apuesta de los hermanos Russo en su intento de replicar la magia de su era dorada en Marvel pero lo que debería ser una odisea fascinante en un mundo de inteligencia artificial desbordada, termina siendo un viaje cómodo, predecible y sin el menor esfuerzo por aprovechar su propia premisa.

No es que sea un desastre pero definitivamente se siente como una oportunidad desperdiciada ya que es una producción que grita espectáculo con su presupuesto exorbitante pero que en el fondo se siente vacía, sin el corazón o la chispa necesarios para trascender, en un panorama donde la ciencia ficción ha regalado obras maestras inolvidables, esta cinta se conforma con ser un producto más del montón, uno que brilla por momentos pero que nunca alcanza a deslumbrar del todo.

La película nos transporta a los años 90 en una versión distópica de Estados Unidos donde la tecnología ha tomado el control y la civilización yace en ruinas, en medio de este panorama, Michelle Greene (Millie Bobby Brown), una joven huérfana con más agallas que suerte se embarca en una travesía en busca de su hermano menor desaparecido en donde su única compañía en este desolador paisaje es un robot de aspecto amigable y un vagabundo excéntrico con su propio pasado. 

La premisa suena atractiva pero el guion la trata con una pereza alarmante ya que la trama avanza en piloto automático, sin riesgo, sin emoción y sin giros que realmente sorprendan, haciendo que se sienta como un videojuego donde ya conoces todas las misiones y los enemigos aparecen exactamente donde los esperas, siguiendo un patrón tan obvio que cualquier espectador puede anticipar el próximo obstáculo sin esfuerzo, no hay sensación de peligro real ni sorpresas que mantengan la tensión, solo un recorrido marcado por señales predecibles que eliminan cualquier atisbo de intriga o impacto narrativo

El mayor problema radica en su falta de identidad ya que la relación entre humanos y máquinas ha sido explorada hasta el cansancio en la ciencia ficción desde Chappie hasta Hitch, pasando por Five Nights at Freddy’s y claro, Transformers pero The Electric State no aporta nada nuevo a la conversación, además, la película parece demasiado conforme con ser una versión genérica de algo que ya hemos visto mejor contado en otros lados.

A medida que la cinta avanza, lo genérico en el escrito se hace evidente ya que por ejemplo, en lugar de profundizar más en la conexión entre Michelle y su compañero robótico o explorar las implicaciones de una sociedad que colapsó bajo el peso de su propia tecnología, la historia se conforma con lo básico dejando preguntas en el aire y desaprovechando su propio potencial, aunque su atmosfera y tono están bien.

Desde el punto de vista técnico cumple con lo esperado, la fotografía es correcta, sin arriesgarse demasiado, el montaje es funcional aunque en ocasiones se siente monótono, la música acompaña sin destacar realmente y los efectos visuales tienen sus momentos de brillo pero también otros donde la pantalla verde se hace evidente.

A pesar de tener un buen elenco, uno de los aspectos más frustrantes ahí es el desperdicio de talento en pantalla, Ke Huy Quan, Giancarlo Esposito y Stanley Tucci están en la película pero apenas tienen algo qué hacer, son actores con una presencia impresionante, capaces de darle peso a cualquier escena pero aquí quedan relegados a roles casi anecdóticos, como si el guion simplemente no supiera qué hacer con ellos.

Millie Bobby Brown como protagonista hace un buen trabajo con lo que tiene al igual que Chris Pratt pero sus personajes tampoco le dan el espacio para brillar realmente, provocando que sus apariciones sean más de lo mismo si nos basamos en su filmografía, sobretodo en el caso de Bobby Brown quien se ha estancado mucho con Netflix sin aspirar todavía a un buen producto de cine como lo fueron las entregas de Godzilla vs Kong.

En definitiva, The Electric State es el típico blockbuster que llega con el estruendo de un trueno pero que se disipa como niebla en la mañana, es un espectáculo visual con la personalidad de un fondo de pantalla, bonito a ratos, funcional para el momento pero olvidable al cerrar la pestaña, si solo buscas una distracción pasajera cumple su cometido, aunque, si esperas una historia con peso, que te desafíe o al menos intente dejar huella mejor sigue adelante porque esta película no es más que otro eco en el inmenso vacío del entretenimiento desechable.




Calificación: 6.5/10

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