
Hay
discos que suenan bien, que gustan y luego están esos raros fenómenos que al
romper los parlantes también rompen barreras generacionales, culturales y
emocionales. What’s the Story? Morning Glory no es solo un álbum de 1995, es un
símbolo, un estandarte de arrogancia, de sueños adolescentes y de rebeldía
envuelta en melodías irresistibles. Es el rugido de un Reino Unido que en pleno
auge del rock británico necesitaba una banda que lo gritara al mundo, y Oasis
fue esa banda.
Oasis,
comandados por los inigualables y eternamente conflictivos hermanos Gallagher,
no llegaron a pedir permiso ya que llegaron a tomarlo todo, si Definitely Maybe
fue el grito de guerra inicial, Morning Glory fue la conquista definitiva y el
momento en que Noel y Liam dejaron de ser solo chicos de Manchester para
convertirse en leyendas vivas del rock británico. Este álbum no es simplemente
una colección de canciones, es un viaje emocional que mezcla arrogancia y
vulnerabilidad, caos y armonía y ruido y belleza.
“Wonderwall”
es un himno generacional, una canción que atraviesa idiomas, geografías y
décadas para seguir sonando en guitarras desafinadas alrededor del mundo.
“Don’t Look Back in Anger” es un recordatorio eterno de que todos tenemos
heridas pero también tenemos himnos para levantarnos y “Champagne Supernova” no
es solo un cierre épico, es una declaración de que la grandeza no siempre está
en entender, sino en sentir.
What’s
the Story? Morning Glory representa el perfecto equilibrio entre lo rudo y lo
sensible, entre el chico malcriado que rompe guitarras y el poeta urbano que
escribe versos universales. Es un disco que captura el espíritu de una época
pero que al mismo tiempo logra colarse en el corazón de quien lo escucha hoy
por primera vez porque Oasis pertenece a todos aquellos que alguna vez buscaron
una canción para sobrevivir a sus propios naufragios emocionales.
Escuchar
este álbum es una experiencia vital, es recorrer las calles lluviosas de
Inglaterra con los Gallagher como guías, es perderse en guitarras saturadas
mientras una voz rasposa te grita que la vida es dura pero también gloriosa. Es
dejar que cada canción te acaricie y te golpee, te haga sonreír con descaro y
te deje al final un poco más entero de lo que estabas.
En
el siguiente artículo haremos una especie de homenaje a este disco que no
envejece y sigue latiendo con fuerza en cada escucha que sigue recordándonos
por qué amamos la música ya que What’s the Story? Morning Glory necesita ser
sentido una y otra vez.
Britpop, caos y gloria:
El contexto que dio vida a What’s the Story? Morning Glory
Para
entender la magnitud de What’s the Story? Morning Glory primero hay que viajar
al corazón de los años noventa cuando Reino Unido vivía una revolución cultural
que iba mucho más allá de la música. El britpop era una declaración de
identidad y respuesta desafiante a la invasión del grunge estadounidense, un grito
colectivo que buscaba recuperar el orgullo británico a través de canciones que
mezclaban guitarras, actitud y un guiño descarado a The Beatles, The Kinks y
The Stone Roses.
Oasis
apareció como el estandarte más crudo y ruidoso de ese movimiento porque mientras
otras bandas del rock británico como Blur o Pulp apostaban por la ironía, la
sofisticación o los comentarios sociales, Oasis lo apostaba todo al poder de la
melodía, a la fuerza de los acordes simples pero memorables y a una actitud que
decía: “Somos los mejores y si no lo sabes es porque no estás escuchando bien.”
El
contexto no podría haber sido más perfecto ya que esa época se centraba en una
generación de jóvenes británicos desencantados buscando ídolos con los que
identificarse, una prensa hambrienta de rivalidades y titulares explosivos (la
famosa batalla Blur vs. Oasis es legendaria) y un público que quería canciones
para cantar a gritos en los pubs, estadios y habitaciones, dicho esto, Oasis
llegó a llenar ese vacío no solo con su música, sino con su personalidad
arrolladora.
Pero
Morning Glory no fue solo ruido y arrogancia, fue el momento en que Oasis
encontró la fórmula mágica entre la energía de barrio y la ambición global.
Noel Gallagher como compositor comenzó a mirar más allá del círculo cerrado del
britpop, escribiendo canciones que no solo hablaran a Manchester, sino al mundo
entero y Liam Gallagher con su voz áspera y su presencia inconfundible, se
convirtió en el frontman que encarnaba toda esa mezcla de furia juvenil y
vulnerabilidad que definía a la época.
Así,
el álbum se lanzó en un momento donde cada guitarrazo parecía tener un eco
político, social y emocional. Era el reflejo de un país que estaba dejando
atrás la oscuridad de los ochenta con un nuevo gobierno en el horizonte, una
nueva confianza nacional y un renacer cultural que iba desde la moda hasta el
cine, Morning Glory no solo fue un soundtrack noventero, sino un símbolo.
En
medio de todo ese caos Oasis nos dio canciones que no hablaban de grandes
revoluciones, sino de sentimientos universales, en ese aspecto fue su verdadera
genialidad ya que hicieron del britpop algo inmenso por lo que lograba
despertar en cada persona y cualquier rincón del mundo.
Entre guitarras, arrogancia
y eternidad: Desmenuzando las joyas de What’s the Story? Morning Glory
Si
algo hace inolvidable a What’s the Story? Morning Glory es que no tiene relleno
ya que cada canción cuenta, cada pista aporta y cada acorde tiene un propósito.
Este es un disco que se vive y se siente en el pecho porque en este material,
cada tema brilla como una pieza de un rompecabezas emocional que va del éxtasis
al desgarro.
Abrir
con “Hello” es una declaración ya que Oasis nos da la bienvenida con guitarras
afiladas y una actitud que deja claro que no están aquí para susurrar, es el
tipo de canción que te agarra de la camiseta y te dice “prepárate, esto será
grande”. Luego, llega “Roll With It” con una explosión de energía que encapsula
el espíritu de Liam Gallagher al ser directo, terco y confiado gracias a que la
rola trata de avanzar, de mantenerte firme, de rodar con lo que venga y es imposible
no moverse al ritmo de esta canción.
Y
entonces, llega el golpe maestro de todo el disco llamado “Wonderwall”, el cual
es posiblemente la balada más reconocible de toda una generación porque es
imposible contar cuántas veces ha sido versionada, cantada y tocada en
guitarras de principiantes pero su verdadero poder está en lo que transmite al
ser una mezcla perfecta de vulnerabilidad, esperanza y melancolía, siendo asi
la canción que convirtió a Oasis en inmortales.
Posteriormente,
“Don’t Look Back in Anger” sigue esa línea pero desde otro ángulo ya que aquí,
Noel Gallagher toma el micrófono y el resultado es un himno de reconciliación y
de dejar atrás los rencores, logrando que su estribillo sean tan coreados en
estadios y conciertos, capaz de unir a miles de voces en un solo grito. Después,
“Hey Now!” es más introspectiva, sombría y funciona como un respiro entre
tantos momentos épicos, mostrando que Oasis también sabe balancear la
arrogancia con la reflexión.
Cuando
llegamos a “Some Might Say”, estamos otra vez en territorio Oasis puro ya que
ofrecen guitarras llenas de una distorsión rica, coros pegadizos y ese aire de
sé que soy el mejor y ni siquiera necesito probarlo, sin duda es un tema que
brilla por su simplicidad efectiva pero quizás el clímax emocional real está en
“Champagne Supernova”, el cierre épico busca preguntas. Es una canción
envolvente donde la voz de Liam se desliza entre guitarras que crecen y crecen
hasta explotar en un final cargado de belleza y nostalgia.
Al
final cada canción de What’s the Story? Morning Glory es como un ladrillo en la
construcción de un muro sonoro que al final te deja con la sensación de haber
pasado por una experiencia, no solo por un álbum. Es ese raro ejemplo donde el
todo es aún más grande que la suma de sus partes y eso es lo que convierte a
este disco en algo eterno.
Murallas de sonido y magia
cruda: La producción que hizo eterno a What’s the Story? Morning Glory
Hay
discos que suenan bien y que suenan como si pudieran derrumbar paredes, llenar
estadios y al mismo tiempo colarse en tus auriculares para marcarte el alma,
What’s the Story? Morning Glory pertenece sin duda a ese segundo grupo.
La
producción del álbum a cargo de Owen Morris junto a la banda es una clase
magistral de cómo transformar canciones simples en himnos colosales. Aquí no
hay espacio para delicadezas minimalistas hay guitarras saturadas, capas de
distorsión, voces que suenan cercanas y lejanas al mismo tiempo y una batería
que golpea como un martillo constante, provocando que este sea el sonido del
exceso bien logrado, del caos controlado y del ruido que te envuelve.
De
hecho, el propio Noel Gallagher ha dicho que no buscaban un sonido limpio, sino
un muro sónico y una avalancha que recordara lo mejor de Phil Spector pero
pasado por el filtro de los noventa, de la arrogancia británica, del hambre por
conquistar el mundo y el resultado es un disco que suena enorme incluso cuando
las canciones son esencialmente sencillas.
Pero
aquí está el truco brillante, debajo de ese exceso de guitarras, las canciones
siguen siendo perfectamente claras, por ejemplo, “Wonderwall” por los arreglos
acústicos finísimos, “Don’t Look Back in Anger” brilla gracias a los pianos
bien colocados y al balance emocional de la mezcla y “Champagne Supernova” te
arrastra en una corriente lenta donde cada eco, reverb y detalle suman.
La
producción no buscaba que Oasis sonara como una banda de garaje, buscaba que
sonaran como si ese garaje fuera el centro del universo donde cada acorde
retumba, cada frase se multiplica y cada nota alcanza una escala casi mítica y
lo lograron. Por eso, aunque algunos críticos de la época se quejaron de la saturación
o del sonido “barroso” el tiempo ha demostrado que esa decisión fue parte
esencial del encanto ya que queríamos el álbum sonara real, gigante, imperfecto
pero inolvidable.
Sinceramente
What’s the Story? Morning Glory es un monumento de sonido donde cada canción
parece tallada a golpes de guitarra y capas de eco, donde la producción exagera
e intensifica lo ordinario en algo inmenso y por eso, cada vez que lo
escuchamos sentimos que estamos entrando a un lugar que no pertenece a este
mundo, sino a ese rincón atemporal donde Oasis seguirá sonando para siempre.
Cuando un álbum sacude
al mundo: el impacto e influencia de What’s the Story? Morning Glory
No
todos los discos cambian el curso de la historia musical pero What’s the Story?
Morning Glory no solo lo hizo, lo gritó, empujó y estampó en la pared con
letras gigantes. Este álbum no fue simplemente un éxito comercial (aunque
vendió millones) ni solo un fenómeno cultural (aunque definió una época); fue
un punto de quiebre y una sacudida que hizo temblar a toda una generación.
Cuando
Oasis lanzó este disco en 1995, el rock británico estaba ya encendido pero
ellos lo volvieron explosión nuclear. Con el tracklist de este disco cruzaron
fronteras, dejaron de ser “esa banda británica arrogante” para convertirse en
los portavoces de una juventud desencantada pero hambrienta de algo épico y mientras
otras bandas buscaban autenticidad cruda, Oasis buscó grandeza, ruido e inmortalidad.
El
impacto fue inmediato porque Morning Glory no solo llenó estadios, también
llenó guitarras e incontables adolescentes alrededor del mundo aprendieron sus
primeros acordes tocando “Wonderwall”. De repente, la actitud de los Gallagher
con esa mezcla de arrogancia, melancolía y carisma desbordado, se volvió
icónica ya que ellos querían ser más grandes que los Beatles y aunque nunca lo
lograron oficialmente, por un momento se sintió como si sí.
Pero
lo más poderoso no fue solo su éxito, sino su influencia porque Oasis cambió el
sonido del rock británico para siempre al inspirar a cientos de bandas a salir
del garaje y soñar en grande. Marcaron el rumbo de la música alternativa de los
noventa y dejaron una huella que todavía se siente hoy en bandas como Coldplay,
Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs o Kasabian, quienes crecieron escuchando sus
himnos e ncluso fuera del rock, su espíritu sigue siendo un tema difícil de
igualar.
What’s
the Story? Morning Glory es una pieza fundamental en el ADN del pop y el rock
moderno gracias a que su legado vive no solo en los discos vendidos o en los
premios ganados, sino en cada guitarra que intenta sonar igual, en cada estadio
que corea sus letras y en cada persona que alguna vez sintió que esas canciones
hablaban directamente de su vida, este fue un disco que hizo historia y aún
hoy, tres décadas después cuando vuelves a darle play, el golpe sigue igual de
potente.
Conclusión
En
definitiva, What’s the Story? Morning Glory es ese tipo de obra que logra
capturar el hambre, la arrogancia, la vulnerabilidad y la ambición de toda una
época y encapsularlas en menos de una hora de música. Cada vez que suenan esos
acordes iniciales de “Wonderwall” o que estalla el estribillo de “Don’t Look
Back in Anger” no estamos solo oyendo canciones, estamos invocando memorias,
sentimientos y un espíritu que por más años que pasen sigue vibrando intacto.
Este
álbum no fue perfecto y tal vez ahí radique parte de su magia ya que es
ruidoso, sucio y emocionalmente desbordado al ser inmensamente humano. Oasis no
vino a pedir permiso ni a encajar, vinieron a marcar territorio y a dejar en
claro que su música era demasiado grande para quedarse encerrada en una
generación.
Hoy,
escucharlo es como abrir una puerta a los noventa pero también a algo mucho más
universal, al deseo de ser escuchado, de dejar una huella y de tener un himno
propio porque Morning Glory no envejece, no se apaga ni desaparece y mientras
haya alguien que necesite gritarle al mundo que no mira atrás con rabia,
mientras haya alguien buscando su propio supernova de champán este disco
seguirá ahí esperando sonar una vez más.
Y
de esa manera, entre guitarras eternas y estribillos inolvidables, What’s the
Story? Morning Glory se mantiene como uno de esos raros artefactos musicales
que no solo definieron una generación, sino que se ganaron un lugar eterno en
la historia.
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